La Infanta Elena quiere la nulidad

De blanco inmaculado, con un traje tan bien cortado como las sotanas del Papa. Así se presentó Jaime de Marichalar en la Plaza de Toros de las Ventas para ver los partidos de la copa Davis.

Boda de los Duques de Lugo

Boda de los Duques de Lugo

 

 

 

Ha sido el mismo fin de semana en el que el periódico El Mundo publicaba que la Infanta Elena tiene intención de conseguir la nulidad. Así podrá comulgar como una  buena cristiana y, si le place, volver a contraer matrimonio.  

 

Podría conformarse con la separación como  Lucía Bosé, pero todo parece indicar que quiere rehacer su vida, como hiciera Carolina de Mónaco, obsesionada por conseguir la nulidad . El caso de la princesa monegasca era  muy distinto. A los ojos de la Iglesia Católica los hijos que tuvo con Casiragui eran fruto de una unión ilícita. ¿Pretende Doña Elena seguir procreando? La menopausia suele llegar tarde a la cita con las mujeres Borbónicas, tan tarde como el desinterés sexual. Sólo hay que consultar cualquier biografía de Isabel II, o la de su madre, la Reina Gobernadora, María Cristina, o la de la madre de Fernando VII.

Marichalar, juguete roto de tantas veleidades, galgo aristocrático al que los gemelos se le transfiguran en pulgas del campo soriano, provoca lástima. ¡Qué fácil es hacer leña del árbol caído? ¿Alegará Doña Elena inmadurez para conseguir la nulidad eclesiástica como hicieron en su momento María del Carmen Martínez Bordiú, Rociíto y hasta Rocío Jurado?

 

Se dice que el duque de Lugo podría perder muy pronto su puesto como Presidente de la Fundación Axa Winterthur así como su cargo en el Credit Suisse y hasta su puesto en LVHM, el emporio del lujo del que forman parte entre otras las firmas propietaria Vuitton y Loewe. Hasta las petardas de moda que se derretían cuando las besaba las manos en los saraos de Manolo Blahnik y le reían las gracias, echan ahora pestes de él.  Que si es aburrido, que si es estirado, que ya no es el mismo…. Y mientras, doña Elena contratada por Mapfre con una ficha digna de Etoo. Podría haber sido más generosa y no haber desvalijado el piso donde convivía con el duque. ¿Para qué querría las vajillas? Su familia tiene cientos de ellas. Ya no tiene a quien tirarle los platos a la cabeza.

 

Y yo me pregunto:¿Qué sensación de seguridad puede reportar a una aseguradora contratar a una mujer como Doña Elena?

Y en el caso del duque, lo tengo muy claro, prescindir de él precisamente en estos momentos no puede reportar una buena publicicidad para aquellos que le contrataron, al menos entre una clientela con un mínimo de sensibilidad e imaginación.

 Los aromas de la firma, en vez de a azahar o a esencias de madera,  evocarían a olor de ‘duque quemado’.